martes, 31 de marzo de 2015

La escritura china: el desafío de la modernidad. Capítulo 3



Resumen de Alleton, Viviane. La escritura china: el desafío de la modernidad. Bellaterra, 2008


Capítulo 3. Leer: el ojo y la oreja


Una de las diferencias entre la lengua china y las lenguas de escritura alfabética es que el acceso a la pronunciación no es directo: a través de las piezas que contienen indicios fónicos puede intuirse la pronunciación, pero no puede hacerse de forma directa. Esto ha creado en muchos lingüistas una especie de ilusión de que el carácter da acceso directo al sentido, y fue esgrimido como argumento para excluir lo fónico del proceso de lectura.

Sin embargo, ha quedado demostrado que la interpretación de las palabras escritas pasa conjuntamente por el sonido y por la vista, en lo que se conoce como “teoría de la doble vía”; lo que aún queda por resolver es si en primer lugar se accede al sentido de la palabra mediante la vista o si la recodificación fónica sucede en primer lugar.

Por lo demás, en lo que concierne a lo visual, ha quedado también demostrado que los mecanismos cerebrales que se usan para decodificar la escritura china son prácticamente los mismos que se usan para la decodificación de escrituras alfabéticas.

El acceso por el sonido

Una investigación realizada por Tzeng, Hung y Wang en 1977 (“Speech recoding in Reading Chinese Characters”, Journal of Experimental Psychology: human learning and memory, vol. 3, nº6, 1977, pp. 621-633) demostró que el código fónico tiene un papel importante en la memorización de las formas gráficas a corto plazo (es decir, de caracteres aislados) y también influye en la lectura de frases con sentido.

Aparentemente, la función de esta decodificación del sonido en la lectura es la de ayuda a la memorización. Es decir, esta “lectura” del sonido sirve para retener en la memoria activa o de trabajo, es decir, durante un instante, el significado de las palabras.

El acceso por la vista

Uno de los tópicos más frecuentes es el de pensar que el chino requiere una mayor memoria visual, debido a la complejidad gráfica de los caracteres. Sin embargo, si esto fuera cierto, los niños chinos tendrían una mayor capacidad para reconocer formas o dibujos de animales, lo cual no es cierto: las neuronas implicadas en el proceso de lectura y en el de identificación de imágenes son diferentes.

El movimiento de los ojos es también similar, se lea en chino o en lenguas con alfabeto: la mirada avanza por el texto a sacudidas, dando saltos, y no existen grandes diferencias en la duración de las fijaciones, la amplitud de la zona de reconocimiento y la velocidad de lectura.

Los hemisferios cerebrales: más allá del carácter

Las primeras investigaciones llegaron a la conclusión de que para la lectura de chino se debía utilizar el hemisferio derecho, más asociado a la percepción de imágenes, y con ello pensaron haber llegado a una distinción entre lenguas alfabéticas y la china. Sin embargo, investigaciones posteriores realizadas en 1979 desmintieron parcialmente estas primeras, al demostrar que durante el proceso de lectura propiamente dicho es el hemisferio izquierdo el que más trabaja, al igual que en la lectura de lenguas alfabéticas, y que es cuando la mirada se detiene a observar un carácter de forma aislada cuando se aprecia su forma gráfica y pasa a actuar de forma específica el hemisferio derecho. Esto demuestra, además de que los procesos implicados en la lectura sean los mismos, que la observación de un carácter aislado, fuera de la escritura, no implica lectura.

Usos de los lectores adiestrados

En prácticamente cualquier lengua, la lectura de las palabras frecuentes se realiza sin apoyo en lo fónico, que sí que interviene en la lectura de palabras más raras (como ocurre también en el caso de cualquier otra lengua). En chino, los caracteres que no llevan indicio fónico se identifican de forma más rápida que aquellos que sí que lo llevan. En cualquier caso, sonido y visualización influyen en la identificación de los caracteres, de la misma manera que lo hacen en las lenguas alfabéticas.

Aprendizaje de la lectura

Adquirir un nuevo carácter no implica partir de cero, ya que los caracteres comparten elementos entre sí, tanto en su estructura como en sus componentes. La dificultad estriba en asociar ese carácter al significado que lo acompaña y a su pronunciación. Mientras que un niño de una lengua alfabética es capaz de pronunciar cualquier palabra sin acceder a su significado (es decir, leer sin comprender) una vez que ha adquirido las reglas del código, un niño chino es capaz de reconocer el significado unido a un determinado carácter así como su pronunciación, es decir, sí que pueden leer.

La memoria motriz

Un recurso frecuente para recordar un carácter, que consiste en trazarlo en el aire, implica la utilización de la memoria motriz para la memorización de caracteres. No existen, sin embargo, investigaciones a este respecto.

lunes, 23 de marzo de 2015

La escritura china: el desafío de la modernidad. Capítulo 2.


Resumen de Alleton, Viviane. La escritura china: el desafío de la modernidad. Bellaterra, 2008.

Capítulo 2. ¿Qué es un caracter chino?


Un caracter es una unidad, monosilábica, a la que corresponde un elemento sonoro y un sentido (de los varios que puede tener). Mientras que en la comunicación oral la ambigüedad de sentido se resuelve por el contexto, en lo escrito es la grafía del caracter lo que resuelve el problema.

La disposición de los trazos


Los caracteres están compuestos por trazos, cuyo orden de trazado está regulado por una serie de normas fijas, que no cambian con independencia de sobre qué superficie o qué herramienta se utilice para escribir. Están inscritos en un cuadrado imaginario, que está separado del que lo precede y antecede por espacios idénticos. El número de trazos de un caracter no influye en el espacio que este ocupa: la densidad de dicho espacio en ese caracter simplemente será mayor.

El estilo habitual de escritura es el kaishu, "estilo regular". Su característica principal es que cada trazo está trazado con independencia de los demás (frente, por ejemplo, a la cursiva, en cuyo estilo los trazos se pueden unir para ganar en rapidez o por razones estéticas).

La sílaba


Cada caracter corresponde a una sílaba, que no se une ni a la anterior ni a la siguiente. El número de fonemas en las posiciones de ataque-núcleo-coda es limitado, lo que combinado con los diferentes tonos da un total de 1.250 sílabas diferentes.

Los elementos del caracter


Los caracteres pueden ser simples o complejos, entendiendo simples como que su descomposición daría como resultado trazos, y complejos como que están compuestos por caracteres simples. "Cada carácter no constituye un organismo totalmente diferente de los demás" (pg. 35).

La mayoría de los caracteres simples se identifican con imágenes de los objetos a los que representaban en sus orígenes, pero la relación entre uno y otro es arbitraria: una persona que no sepa chino no podrá, mirando los caracteres, deducir qué objeto están representando (y, por ende, su significado). Existe también un grupo de caracteres simples que designan conceptos abstractos (como 上 o 下).

Los caracteres complejos incluyen en su composición al menos dos caracteres simples, que pasan a ser considerados como "elementos" de carácter. En torno al 97% de los caracteres compuestos tienen un elemento fonético y uno semántico (la autora utiliza los términos "indicio fónico" e "indicio semántico"), que permiten ayudar a intuir la pronunciación o el significado, aunque nunca de forma definitiva. Así, puede que den una cierta pista sobre la pronunciación de la parte consonántica, pero no de la vocálica ni del tono, o viceversa. En cuanto a la semántica, fue la necesidad de diferenciar homófonos lo que generó la creación de caracteres con carga semántica, pero lo cierto es que las claves, o radicales, no siempre tienen relación con la palabra que están designando: esta evidencia choca con el mito de que la escritura china da acceso directo al sentido.

Las claves con carga semántica se llaman bushou, llamadas "radicales" en un principio y "claves" cuando pasaron a tener una utilidad lexicográfica. Sirven para localizar los caracteres en el diccionario. De cualquier forma, no hay una categorización definitiva, ya que un mismo elemento puede ser indicio fónico en un carácter y semántico en otro.

Los caracteres simples que dan lugar a los compuestos ocupan diferentes posiciones: yuxtapuestos, superpuestos, repetidos, incluidos...

La palabra


Las palabras en chino están compuestas en la mayoría de las ocasiones por dos caracteres, y en menor proporción de monosílabos, trisílabos o cuatrisílabos. No existe espacio entre palabras, lo que puede dificultar su separación, de querer hacerla.

Un caracter es una composición de una grafía, un sonido y un significado. Esto hace que, cuando la lengua evoluciona en la fonética, la grafía y el significado no varían. Esto ha dado estabilidad al sistema y ha facilitado su perdurabilidad.

Número de caracteres


El 汉语大词典 recoge unos 60.000 a lo largo de la hisoria, pero entre 3.000 y 12.000 son suficientes para leer los textos disponibles en una época determinada. En la actualidad, un estudiante de secundaria termina sus estudios sabiendo unos 5.000 caracteres.

Aunque los mecanismos de creación de nuevos caracteres siguen siendo los mismos, la tendencia actual es no permitir crear caracteres nuevos (salvo en ámbitos como el de la química) y recurrir a la creación de nuevas palabras bisílabas por composición o derivación del significado.




sábado, 21 de marzo de 2015

Resumen: La escritura china: el desafío de la modernidad. Primer capítulo.




Resumen de Alleton, Viviane. La escritura china: el desafío de la modernidad. Bellaterra, 2008.

Capítulo 1: Del caparazón de tortuga al teclado de ordenador


1. Los soportes de escritura

Eran habituales los huesos y bronces, las láminas de bambú y tablillas de madera. Los huesos y caparazones de tortuga llevan los caracteres grabados, mientras que los bronces salían directamente del molde con los caracteres (la forma redondeada de la escritura sugiere que se trazaban los caracteres con pincel para el diseño del molde). Bambú y madera fueron los soportes más frecuentes hasta la difusión del papel. Se escribía también sobre sedas (uno de los primeros soportes que admitió imagen y pintura) y lápidas de piedra (con función de exponer al público textos importantes).

Sobre soportes secundarios se pueden encontrar también caracteres (el nombre del artesano que fabricaba determinado objeto, el cuerpo de un condenado, sobre la ladera de una montaña para recordar el paso de un emperador).

2. Herramientas de escritura


Pincel y tinta seca (bastoncillo de hollín de pino u otras esencias que se mezcla con agua para obtener tinta líquida) son las herramientas básicas, hasta la aparición de herramientas más modernas (bolígrafos, plumas…).

El color tradicional de la tinta es el negro. El rojo quedaba reservado a textos escritos por el emperador, los exámenes de funcionariado (el examen escrito por el candidato se reproducía en tinta roja por un asistente para que los examinadores no pudieran reconocer la escritura) o las condenas de muerte. En la actualidad esto ha desaparecido, todos los colores de tinta se admiten.

3. Técnicas de reproducción


Grabado sobre piedra y estampado y xilografía son las herramientas más antiguas. Luego llegó la imprenta de caracteres móviles y, finalmente, el teclado de ordenador. La máquina de escribir nunca tuvo mucho éxito en China, debido a que no es una herramienta que facilite la reproducción de caracteres.

4. El espacio de la página


Las páginas se pueden disponer en líneas o en columnas, dado el cuadrado imaginario en que están inscritos los caracteres. Se puede escribir en horizontal o en vertical y de izquierda a derecha o al contrario, pero la forma habitual en la China continental es la escritura horizontal y de izquierda a derecha. La escritura de derecha a izquierda en horizontal queda reservada a frontones de puertas de templos y otros lugares monumentales. La escritura en columnas y de derecha a izquierda es más frecuente en Hong Kong y Taiwan.

La puntuación es un elemento discontinuo: la mayoría de obras clásicas no lo están, pero existe una parte que están detalladamente puntuadas (la puntuación exige un nivel de análisis gramatical del texto que no fue recurrente hasta el siglo XX). Hoy en día los libros sí que están puntuados.

No existen las mayúsculas, ni al comienzo de palabra ni en los nombres propios. Estos últimos se detectan dentro del texto porque “no crean sentido” dentro del contexto en el que aparecen.

jueves, 19 de marzo de 2015

Texto para reflexionar: "Pequeños detalles para convertirse en un buen profesor"




1. No fuerces a despertarse a los estudiantes que dormiten en clase, porque no tienes forma de despertar a alguien que finja estar dormido. Por el amor de un dios, explica la clase de forma algo más interesante.

2. Pon todo tu esfuerzo para ser capaz de responder en 10 segundos al 80% de las preguntas, date 5 minutos para reflexionar sobre el 15% de las preguntas; reconoce, honestamente, el 5% de preguntas a las que no puedes responder y busca una forma en la que puedas responder a ellas en 24 horas. No olvides que tus estudiantes tienen nueve asignaturas, nosotros sólo nos especializamos en una. Puede que nuestra habilidad no sea suficiente, pero no tiene que importarte: dale varias vueltas al libro de clase respondiendo a todas las preguntas que los alumnos puedan plantearte.

3. Cada medio año podemos ver a nuestros abuelos una vez, pero a nuestros alumnos los vemos prácticamente una vez al día. Quiero decir que la frecuencia con la que vemos a nuestros alumnos es mucho mayor que con la que vemos a cualquiera de nuestros familiares. No hay razón alguna para que no recordemos el nombre de nuestros alumnos, sus características principales y su carácter.

4. Apunta en el apartado de anotaciones de tu agenda del teléfono la última nota de tus alumnos, para recordarte si estos chicos han progresado de tu mano.

5. Cuando llames para solucionar alguna duda, no llames al alumno, llama directamente al móvil de sus padres y habla con ellos un momento antes de hacerlo con el alumno. De esta forma los padres sabrán que hay alguien pendiente de su hijo y se sentirán más tranquilos, y el alumno también sabrá que el profesor la mayor parte de las veces no llamará a sus padres con quejas sobre él.

6. Si te encuentras por casualidad con un grupo de estudiantes chicas en el que vayan juntas las “chicas monas” de la clase y las más normalitas, saluda primero a estas últimas. Si es un grupo de estudiantes chicos, saluda primero al más introvertido.

7. En el turno de preguntas en clase, trata de forma preferente a los estudiantes que menos les guste sobresalir y más introvertidos sean; cuanto menos destaca y menos especial es un alumno más necesita que el profesor le preste atención.

8. Di “Creo que deberíais” en lugar de “Tenéis que”, aun cuando esto último sea por el bien de los alumnos. La más elegantemente dicha de las imposiciones sigue siendo una imposición, el control ejercido con la mejor de las intenciones sigue siendo control.

9. No digas a la ligera “Esta pregunta es sencilla”, a no ser que puedas hacer que se vuelva sencilla.

10. Cuando pases por entre los estudiantes y preguntes a alguno si ha entendido, apaga el micrófono para que los compañeros que estén a su lado no se enteren de la respuesta: a ningún chico le gustará decir delante de terceras personas “No lo he entendido”.

11. El profesor que en clase coge el teléfono no está en posición de decir a sus alumnos que apaguen el suyo.

12. No escojas ropa de marca para ir a clase, porque el buen profesor debe ser su propia marca. Y menos aún hagas ostentación de ella: no hagas a esta sociedad más materialista de lo que ya es.





(Este texto es traducción de "成为一名合格老师的细节", de 朱昊锟, y puede encontrarse en su versión original aquí).

domingo, 15 de marzo de 2015

Reflexión personal: profesores y silencio

Hablaba un contertulio en la radio sobre lo poco acostumbrados que estamos a la reflexión y al silencio. Ponía a modo de ejemplo lo que ocurre cuando, en un aula, un alumno lanza una pregunta al profesor: el alumno espera que el profesor responda rápido a la pregunta. Si no es así, lo que piensa no sólo él, sino toda la clase, es que el profesor no tiene respuesta a la pregunta, o duda sobre ella. No aceptamos, no entendemos, la necesidad de un silencio para la reflexión después de una pregunta, antes de lanzar una respuesta.
¿Cómo influye esto en nuestra labor como docentes? ¿No es verdad que en la preparación de las clases dedicamos un amplio espacio de tiempo a anticipar posibles preguntas de los alumnos, para tener preparada una respuesta? No es por falta de conocimientos que hacemos esta preparación, sino por un cierto miedo a que piensen que no nos hemos preparado la clase o que no dominamos la materia a la perfección. Porque no aceptamos, como alumnos, un espacio para la reflexión del profesor ante ciertas preguntas, nos genera desconfianza en él.
Si pienso en mí como alumna, y no como profesora, tengo que admitir que el profesor que vacila en una respuesta, o que se nota claramente que la está improvisando tras una reflexión breve, me genera desconfianza en lo que me está diciendo y, a largo plazo, en lo que me está explicando. Me gustan aquellos que pueden dar una respuesta segura, o bien que se llevan la duda a casa y me devuelven una respuesta segura a la vuelta. Como profesora, tengo que reconocer que dedico una gran cantidad de esfuerzo en la preparación de clases a la anticipación de preguntas de los alumnos. No me molesta tener que decir en clase "no lo tengo claro, déjame que lo mire en casa y la semana próxima te lo digo", pero me esfuerzo por evitarlo, para no tener que parar el ritmo de la clase (creo que la respuesta a una duda que surge en el momento quedará fijada más fácilmente que otra que lo hace un poco en medio de la nada).
Si le damos la vuelta, y pensamos en las preguntas que lanzamos a los alumnos, ¿la sensación es similar? ¿Considero que mis alumnos no se han preparado bien las cosas si no les veo que respondan rápidamente a las preguntas? ¿Cómo establecer la diferencia entre "tiempo de reacción natural para reflexionar sobre algo basándome en lo que sé" y "tiempo para improvisar una respuesta que contente al profesor"? Personalmente tiendo a ceder al alumno todo el tiempo que necesita para responder, hasta que veo que la impaciencia que genera en sus compañeros puede afectar al ritmo de clase. Pero, ¿cómo sé que ese tiempo es suficiente? ¿O que es un tiempo eficazmente utilizado, y no un espacio dedicado a la generación de una respuesta que intente satisfacer al profesor, pero que en realidad no valga para mucho a título personal?

Gestión del tiempo y de los silencios en la clase, de los espacios de reflexión para profesores y alumnos en el aula. Una cuestión más sobre la que intentar mejorar en el aula.