lunes, 22 de diciembre de 2014

Pinyin, ¿cuándo meterlo dentro de las clases?

Todos los que hemos estudiado chino hemos dedicado una importante cantidad de tiempo al principio de nuestro aprendizaje para aprender a leer y pronunciar el pinyin. Unos profesores dedican algunas semanas al principio de curso, otros lo van incluyendo a lo largo de las primeras sesiones de clase, para así ir teniendo tiempo para ver en clase otros contenidos y que los alumnos no se desmotiven. 
La pregunta que creo que tenemos que hacernos, más que si es mejor meterlo al principio del curso intercalado o no con otros contenidos, es: ¿por qué tenemos que enseñarlo así?
Los métodos chinos para extranjeros empiezan por el pinyin porque los chinos también empiezan el aprendizaje de su propia lengua desde el pinyin, y aún no hay desarrollado un enfoque metodológico para la enseñanza de chino que no parta de esta visión de "importar" la enseñanza de la lengua materna a la enseñanza de chino como lengua extranjera o como segunda lengua. La pregunta es, nosotros, los profesores que sí que conocemos otros enfoques metodológicos, ¿por qué seguimos reproduciendo este esquema? ¿Por qué nos planteamos en qué momento y durante cuánto tiempo meter el pinyin en nuestros cursos, en lugar de plantearnos cómo introducirlo, o incluso si su enseñanza es necesaria? Si cuando aprendimos inglés o francés nunca dedicamos dos semanas de nuestro aprendizaje a aprender a leer, ¿por qué nos parece tan natural tener que hacerlo con el chino?
El enfoque comunicativo más radical ha dejado de lado la enseñanza específica de la fonética y fonología dentro del aula de lenguas extranjeras. Personalmente no comparto esta visión, pero tampoco me parece que la enseñanza sistemática y mecanizada (escuchar, leer, repetir y vuelta a empezar) dentro del aula de todo el sistema de pinyin sea productiva en absoluto. Creo que esto hace que los alumnos se obsesionen con que no son capaces de distinguir entre "-in" e "-ing", o "ji" y "qi", produciéndoles desmotivación, cuando lo cierto es que para hablar bien hay aspectos mucho más importantes, como son los prosódicos (fluidez, ritmo...) y que no se trabajan en absoluto dentro del aula. 
La pregunta inevitable entonces es: si no enseñamos pinyin, ¿cómo leer los caracteres al principio? Porque, a los problemas arriba citados, debemos sumar también el de que la lectura de pinyin, en sí misma, tampoco es fácil para los hispanohablantes (hay que reflexionar para encajar que esa "p" es una /b/, por poner un ejemplo). Quizá sería posible un acercamiento al pinyin menos duro, menos descriptivo y más intuitivo: partir de cómo el alumno escucha el pinyin, cómo escribiría él el pinyin, y sobre su "transcripción fonética casera", ir añadiendo las piezas de pinyin. Dejar que él decida cómo se escribe lo que oye, antes de indicarle cómo se escribe de verdad. 
Seguiremos pensando sobre esta cuestión, y la intentaremos poner en práctica en la clase piloto sobre pinyin.
Imagen: autora del blog

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