domingo, 6 de septiembre de 2015

Cómo afecta la afectividad al aprendizaje

Lo que sigue es un resumen y reflexión personal sobre La afectividad en el aprendizaje y en la memoria: de la alquimia a la química, de Earl W. Stevick (en La dimensión afectiva en el aprendizaje de idiomas, de Jane Arnold, 2000).

“No se puede controlar el entorno exterior tanto como se quisiera”, le dijo a Murphey, “pero puedes controlar el interior. Uno se puede sintonizar a cualquier canal que desee, en cualquier momento”.

La enseñanza tiene un cierto parecido con la alquimia: hay una búsqueda de una especie de “piedra filosofal” que ayude a hacer la enseñanza-aprendizaje más efectiva de forma “milagrosa”. La afectividad parece ser la última de estas piedras filosofales encontradas. Sin embargo, hay que dar un enfoque más realista a la cuestión para poder llevarla al aula de forma efectiva.

Conceptos básicos

  • La afectividad de determinada persona hacia una cosa, una situación, una acción, una experiencia, es la forma en la que es capaz de encajarla en sus necesidades o intenciones y cómo afecta este encaje a sus emociones.
  • El aprendizaje es un tipo de cambio en la forma en la que reaccionamos a nuestro entorno y a lo que ocurre en él. Aprender implica que dentro del cerebro se realice un cambio dentro de los recursos internos, y enseñar es, simplemente, ayudar a que alguien realice estos cambios internos.
  • La memoria está relacionada con este proceso de cambio de los recursos. Igual que se habla de “aprendizaje” ante un cambio de los recursos internos, se habla de memoria o memoria a largo plazo cuando analizamos estos recursos desde un punto de vista de duración.
Normalmente se considera que la memoria contiene imágenes y destrezas completas, que se pueden recuperar cuando se necesitan. Sin embargo, las investigaciones actuales están demostrando que, en realidad, no alma cenamos imágenes completas, frases completas o palabras completas, sino que las nuevas experiencias que recibimos las dividimos en un gran número de partes muy pequeñas y muy detalladas, que contienen los elementos que percibimos a través de los cinco sentidos, pero también cosas como las intención, el tiempo o la emoción. Todos estos elementos se encuentran conectados entre sí dentro del cerebro, formando estructuras compuestas de subestructuras compuestas de subestructuras que a la vez están compuestas de más subestructuras, que a su vez… En estas estructuras, las conexiones entre pares de elementos que han ocurrido juntos con mayor frecuencia durante la experiencia son más fuertes, por lo que con cada experiencia nueva que se vive se refuerzan las conexiones existentes o se debilitan.

Cómo influye la afectividad en el aprendizaje

Dentro de este contexto, encontramos que la afectividad puede influir en el aprendizaje de al menos cinco maneras diferentes.
  • Primera: la afectividad es parte activa del proceso de aprendizaje, ya que los datos afectivos se almacenan junto a todos los demás tipos de datos, es más, es posible que los datos afectivos sean aquellos en torno a los cuales se organicen estructuras de datos.
  • Segunda: la afectividad puede interferir en el aprendizaje, como fuente de confusión. Cuando un dato nuevo llega a través de los sentidos, comienza un complejo proceso: los nuevos datos activan aquellos almacenados en la memoria que, como están conectados con otros, van expandiendo la red de elementos activados, produciendo imágenes mentales en un proceso que no es accesible a la observación ni a la manipulación consciente. Las imágenes producidas de esta manera sí son accesibles a la observación consciente y la manipulación, y pasan a situarse en la “memoria inmediata” (el autor utiliza la metáfora “mesa de trabajo”), donde pueden permanecer durante un plazo de tiempo aproximado de 20 segundos. En esta mesa, las imágenes pueden ser mezcladas, comparadas y combinadas, y el resultado final pasa a ser almacenado en la memoria a largo plazo, de la misma manera que lo hizo la información que llega desde el exterior a través de los sentidos (es decir, cualquier imagen mental de algo que no ha ocurrido y que es posible que no ocurra no es diferente de algo que sí que haya pasado). El tráfico entre los recursos de la memoria a largo plazo y la mesa de trabajo es constante y bidireccional, y no sólo incluye los elementos puramente lingüísticos, sino también a la afectividad: dentro de la mesa de trabajo se pueden crear conexiones entre dos sentimientos, sean positivos o negativos, que a su vez, al estar conectados con otro tipo de elementos (imágenes, personalidades, trucos para defenderse…), ponen sobre la mesa de trabajo una cantidad de elementos tal que pueden generar confusión, y hacer que el espacio para trabajar elementos lingüísticos se reduzca.
    El filtro afectivo sería la forma por la que habitualmente se conoce a esta segunda forma, pero el autor no es partidario de usarla porque considera que limita las formas en que la afectividad puede afectar al aprendizaje a sólo una, cuando son bastantes más.
  • Tercera: la afectividad repercute en el proceso de aprendizaje a través de la reconfiguración de las estructuras de la memoria a largo plazo. Realizar un cambio en estas estructuras en la mente del alumno requiere dar a este una determinada retroalimentación, que puede ser cognitiva o afectiva, externa o interna y negativa o positiva:
  • Retroalimentación cognitiva externa, que se produce cuando el alumno siente deseos de comunicarse. Si el alumno percibe que la comunicación ha sido exitosa, esta retroalimentación es positiva; si ha habido problemas, es negativa.
  • Retroalimentación afectiva externa, que se produce cuando el alumno desea identificarse con un grupo concreto de personas, o bien disociarse de otro. Si el alumno, al comunicarse, percibe atención, interés y disfrute por parte de su interlocutor, la retroalimentación será positiva, mientras que si detecta aburrimiento, molestia o indiferencia, será negativa.
  • Retroalimentación cognitiva interna, que tiene lugar en la mesa de trabajo, especialmente cuando se realizan comparaciones. Es negativa cuando el alumno toma dos elementos y detecta discrepancias, si en ese momento el alumno realiza cambios en la forma lingüística y consigue que los dos elementos coincidan, la retroalimentación pasa a ser positiva.
  • Retroalimentación afectiva interna, que también depende del tráfico entre la mesa de trabajo y la memoria a largo plazo, con la diferencia de que los elementos aquí comparados no sólo son elementos con significado lingüístico necesariamente.
  • Cuarta: la intención y la emoción afectan al proceso de aprendizaje de un idioma. Hay muchas personas que repiten en su cabeza palabras o frases, actividad que puede realizarse de forma voluntaria o involuntaria. No se tiene muy claro por qué ocurre esto, pero sí que la afectividad tiene mucho que ver con lo que se hace cuando estas palabras llegan a la mesa de trabajo.
  • Quinta: la afectividad puede obstaculizar la capacidad de una persona para hacer uso de los recursos que tiene en su memoria a largo plazo. Esto tiene que ver con que, aparentemente, las imágenes mentales se generan más rápida o más lentamente en función de si se encuentran unidos a elementos positivos o negativos.

Consecuencias para el aula

La enseñanza afectiva evoca la imagen de un profesor enrollado y simpático, que hace que sus alumnos disfruten de las clases y que crea en el aula un ambiente relajado. Esto es una parte, pero hay otra que se refiere a la atención que hay que prestar a las necesidades de los alumnos, lingüísticas, de rendimiento o del tipo que sean. Intentar lo primero sin lo segundo es hacer una manipulación de los sentimientos, lo segundo sin lo primero es una manipulación mecánica. Equilibro ante ambas partes debería ser la clave.

Reflexión personal

El artículo explica muy claramente cómo las emociones afectan al aprendizaje. Me quedo con la siguiente duda: ¿cómo podríamos trabajar en el aula con la evocación del sentido de los caracteres? ¿Podrían trabajarse los sentimientos vinculados al aprendizaje de los caracteres en una determinada lección, por ejemplo?
La cuestión del equilibrio también hay que reflexionarla un poco más. La pregunta de si lo consigo dentro del aula es inevitable, especialmente si tengo en cuenta que pongo demasiada atención en evitar las situaciones de estrés dentro del aula para no generar ansiedad en los alumnos, y quizá haciendo esto esté descuidando la atención a sus necesidades.